El juzgar a los demás.
08.12.2015 15:58Mateo 7:2-4 RVR1960
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
Para comprender mejor este pasaje, es necesario primeramente entender ¿qué significar juzgar?, ¿qué es?, ¿cómo se define? El concepto más acertado sobre el juzgar es el siguiente: “Acto por el que se delibera la culpabilidad o no de alguien o la comisión o no de delito”. En materia de derecho o de la ley como queramos llamarle el juzgar es “el acto de deliberar, que quien tiene autoridad para ello despliega, respecto de la culpabilidad o no que tiene una persona en una determinada cuestión que se juzga, o en su defecto, también, implica deliberar de la razón que le asiste en tal o cual tema para luego emitir una decisión”. Entonces denotamos que para juzgar en materia legal debemos tener la autoridad requerida o de lo contrario nuestro juicio no tiene valor alguno en material legal.
Sin embargo el juzgar del cual nos habla el Maestro en este pasaje se refiere al juicio que hacemos en nuestro corazón, básicamente nos está haciendo referencia a nuestro ego, ya que para una persona es muy fácil señalar los errores de los demás y de hecho muchas personas lo disfrutan, disfrutan señalar, atacar las malas acciones de los demás y hacerlas públicas, con el objeto de castigarles y avergonzarles, sintiéndose entonces mejores a estas personas, todo para engrandecerse a sí mismas.
Un ejemplo: Si yo me entero que un miembro de la iglesia a la que asisto o un compañero de trabajo está en adulterio o X pecado es muy fácil decirle y recriminarle de manera fuerte sobre su pecado, tal vez hablando en zona pública en voz alta y burlona para que los demás escuchen, publicando en redes sociales etiquetándolo o simplemente chismear, murmurar con los demás sobre esta persona que comete esta falta y con solo eso yo estoy cometiendo la misma cantidad de pecado que esta persona, recuerda que los pecados no tienen tamaño, todos ante el Señor son iguales, incluso hasta más porque estaría haciendo varios pecados a la vez. ¿En qué crees que benefician este tipo de acciones al hermano que cayó en pecado?, ¿se está edificando?, ¿la forma en que se manejó el asunto fue con el amor y compasión de Jesucristo?
En el versículo número 3 el Señor nos dice que por qué primero no nos examinamos nosotros mismos antes de abrir la boca o abrir nuestro perfil y empezar a “tirarle” a nuestro prójimo; hoy en día las personas apedrean constantemente a sus semejantes porque no hay amor, no hay compasión, todo es satisfacer mi ego, es “elevar” nuestra conciencia moral, sentirme superior, porque esta persona hizo eso y aquello y yo no; soy intachable.
Hermanos estas son acciones propias de los fariseos que aparecen en la biblia, que eran maestros de la ley, pero no entendían para nada al Padre, no había unión espiritual. ¿Por qué crees que en Juan 8, Jesús perdonó a la mujer que los fariseos querían apedrear por cometer adulterio?
Si miras bien este pasaje, primeramente vemos claramente que la sabiduría del Señor sobrepasa el intelecto y la trampa que tendió el ser humano, pero el punto a tocar es que Jesús, teniendo la autoridad para condenar a esta mujer, Él decide perdonarla, porque Él vino a salvar, a perdonar, a lavar nuestros seres, a perdonar nuestros pecados, a romper cadenas, vino a dar y compartir amor, no a condenar a nadie.
Si nosotros nos hacemos llamar cristianos lo menos que debemos hacer es juzgar o atacar a los hermanos que están cayendo en fallos, todo lo contrario, debemos acercarnos con amor, sí hacerles saber sobre su pecado, porque no debemos callar ante el pecado, pero, es muy diferente el juzgar que el apoyar a un hermano o hermana en Cristo, porque no somos nadie para condenar con nuestro juicio, todos somos pecadores y todos podemos ser justificados a causa de Cristo, no a causa mía, de María, Pedro, Juan o X persona , porque nuestro juicio no tiene valor, lo único que esto demuestra es nuestra falta de amor, el orgullo que tenemos y por eso volviendo a nuestro pasaje, en el versículo 4 dice: “¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?”, porque cuando tenemos estas actitudes estamos igual o peor a la persona que estamos juzgando.
En el versículo 2 dice: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”, esto es porque realmente las personas que anteponen su ego y juzgan y condenan a los demás de esta manera no son uno con Dios, son personas a las que les espera el juicio dice en la Palabra y eso es porque ellas juzgan y condenan; son personas que no son parte de la familia de Dios e incluso debemos saber que pueden ir a la iglesia, pueden congregarse en grupos, pueden cantar y alabar, pero si no tienen amor entonces ¿cuál es su fe?, Recordemos que sin amor la fe es muerta (1 Corintios 13:2), y sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).
Si tenemos en algún momento este tipo de actitudes de señalar y acusar a los demás, estamos a tiempo, para arrepentirnos ante nuestro Señor por nuestro pecado para que Jesús nos limpie y nos direccione, una vez estemos íntegros con el Padre y renovados, podemos acercarnos a nuestro hermano en pecado y apoyarlo, en oración y en consejo, porque Cristo nos encomendó el amarnos los unos a los otros (Juan 13:34) y esto es parte de ese amor al prójimo, no nos permitamos el ser engañados por Satanás y reprendamos estas actitudes en el nombre de Jesucristo, porque Él vino a dar vida y a darla en abundancia (Juan 10:10) tanto para ti como para mí, Aleluya.
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