La autoridad de Jesús. Mateo 21:23-27 RVR1960
15.12.2015 12:4823 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad?
24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Es importante estudiar la interacción que tenía Cristo tanto con el pueblo como con los fariseos, escribas, sumos sacerdotes y demás grupos religiosos y políticos puesto que nos ayuda a comprender mejor la naturaleza de nuestro Señor como ser divino y también como hombre.
Analizaremos primeramente el versículo 23 para entender la introducción de este pasaje, luego analizaremos en conjunto los versículos 24, 25 y 26, por último el versículo 27.
23) Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad?
Vemos una vez más que Jesús se mueve hacia el templo en Jerusalén, una vez iniciada su obra Él siempre buscó el contacto con las personas a fin de que pudieran recibirle, dice este pasaje que Jesús estaba enseñando en el templo, además había hecho otras señales y tomó acciones de represalia contra personas que contaminaban ese templo, puedes repasar esto en Mateo 21:12-17.
Este templo es el que construyó el rey Salomón, hijo del rey David, instruido por el mismo Dios; recordemos que el templo fue destruido por Nabucodonosor II y posteriormente restaurado por Zorobabel; por lo cual Jesús no conoció el propio templo construido por Salomón, el templo fue asaltado y arruinado sucesivamente hasta que Herodes el Grande, rey de los judíos, amplió y restauró el edificio un tiempo antes de que nuestro Señor Jesús viniera al mundo.
En el templo se reunían los judíos para adorar a Dios, además para ofrecer sacrificios de animales y vegetales para Él, se realizaban ceremonias como por ejemplo “las ceremonias de purificación”. Era un lugar muy venerado para los judíos, donde los sacerdotes, dirigidos por el Sumo, eran responsables del templo y éste último era el único que podía entrar a la parte más sagrada del templo: el “Santa Sanctorum” el “día de la expiación” (Yom Kippur), un día al año.
Entonces por todo esto que acabamos de analizar es lógico que los sacerdotes se sintieran perturbados por ver que Jesús, un galileo, un hombre que para ellos no es lícito de la ley esté enseñando en pleno Templo al pueblo al cual ellos deben dirigir.
Vemos que no solamente se acercan a Jesús los principales sacerdotes, sino también los Ancianos, estos eran llamados también Senadores del Pueblo, Lucas los llama "los notables del pueblo" (Lucas 19:47), La palabra anciano no se refiere a una persona adulta mayor, a los hombres viejos de Jerusalén, en sentido estricto los "ancianos" son un grupo parte del Sanedrín distinto a los sacerdotes-jefes y a los escribas fariseos. Estaban formados por los jefes de las familias más ricas e influyentes de Jerusalén. Son la aristocracia seglar, los poderosos, esto por todo su dinero ya que eran propietarios de grandes haciendas y los comerciantes más ricos.
Entonces eran dos grupos influyentes y poderosos que se acercaron e interrumpieron a nuestro Señor preguntando con qué autoridad Él hace esas señales milagrosas y con qué autoridad da esas enseñanzas, porque ellos que son parte de la autoridad divina (se supone) no estaban aprobando sus acciones.
24) Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
25) El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
26) Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
Jesús no se negaba a interactuar con nadie, incluso con estas personas que estaban con ceguera espiritual, Él nunca dejó de comunicarse con las personas, vemos también su astucia, puesto que no les responde directamente la pregunta a los Sacerdotes y Ancianos sino que lanza una pregunta retórica, las preguntas retóricas se lanzan con el fin de que el oyente reflexione sobre un asunto o que adopte un cambio en su conducta. Mira la pregunta que les hizo Jesús, ¿de dónde era el bautismo de Juan, del Cielo o de los hombres?, entendamos que siendo una pregunta retórica Cristo les está dando abiertamente la oportunidad de cambiar sus corazones, Él vino para dar salvación a todos incluso para estas personas, por eso les hace reflexionar, les da la oportunidad para adoptar un cambio; y no solamente les da esa opción sino que abiertamente les dice que cuando hallen su respuesta, Él les revelará abiertamente con qué autoridad.
Si ellos hubieran analizado realmente la pregunta que les hizo Jesús y hubieran abierto su corazón como lo hicieron varias personas que tenían a Juan como profeta, hubieran entendido que este profeta hablaba del mismo Jesús por lo que ellos mismos hubieran tenido revelación de la autoridad con la que Jesús hacía esas señales y daba esas enseñanzas.
Pero vemos que esto no es así, ellos lo vieron probablemente como una paradoja y simplemente por temor al pueblo y por amor a su ego no analizaron absolutamente nada en sus corazones sino que querían cuidar su imagen ante los además, como se dice popularmente “no querían perder ante Jesús” y menos ante las multitudes que se reunían para buscarle. No se percataron de la oportunidad que les dio nuestro Maestro.
27) Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
No sabemos cuánto duraron en dar esta respuesta este grupo de hombres, probablemente no quisieron durar mucho tiempo debido a que estaban siendo observados y debían por ser un grupo respetado de hombres dar una respuesta acertada y rápida; pero, miremos la respuesta que le dan estos hombres a Jesús, “No sabemos”, ¿cómo no iban a saber? En especial los sacerdotes, que se supone son hombres al servicio de Dios, imagina la reacción del pueblo judío cuando escucharon tal respuesta de los Senadores y los Sacerdotes; Jesús probablemente mirando la dureza de sus corazones y con gran astucia para librarse de sus persecuciones les dice entonces que Él tampoco les va a contestar, ese “tampoco” denota que Él sabía que este grupo de hombres conocían la respuesta pero simplemente prefirieron por miedo no decir nada.
No debemos permitir que el miedo nos domine, recuerda lo único que le pidió nuestro Padre Jehová a Josué fue esfuerzo y valentía (Josué 1:6), es lo mismo que nos pide hoy, si creemos en nuestro Señor Jesús, lo recibimos, le amamos y tenemos fe en Él, entonces debemos esforzarnos, en obedecerlo, en meditar en la palabra, en orar constantemente, esforzarnos en no caer en tentación y en tener actitud de servicio con nuestro prójimo.
Ser valientes, no avergonzarnos del evangelio, de ser valientes para anunciar y proclamar con nuestros estilos de vida, con nuestras formas de expresarnos o hablando abiertamente del evangelio no hay por qué temer, ni al qué dirán o qué pensarán de mí por escucharme hablar acerca de Cristo, no tenemos nada que temer, recordemos: si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31).
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